Sulfato de calcio dihidrato, compacto o terroso, blanco por lo común, tenaz y tan blando que se raya con la uña. Deshidratado por la acción del fuego y molido, tiene la propiedad de endurecerse rápidamente cuando se amasa con agua, y se emplea en la construcción y en la escultura.
Sulfato de calcio dihidrato CaSO4.2H2O
Las excelentes cualidades hacen de él un material insustituible: capacidad de absorción, densidad, dureza, tiempo de fraguado, sedimentación, expansión y durabilidad.
Las propiedades del yeso como material para revestimiento, destacan la fácil manipulación en obra, las buenas prestaciones desde el punto de vista de la habitabilidad, durabilidad y la protección ante el fuego.
Proceso de la obtención del material Reversibilidad del proceso
CaSO4.2H2O CaSO4.½H2O CaSO4.2H2O
HASTA 150º + AGUA
igual: químicamente
diferente: densidad y porosidad (reciclado)
La estructura porosa del yeso fraguado aporta propiedades bioclimáticas excepcionales.
Regulación higrotérmica:
En el caso de las paredes revestidas con yeso, la eliminación del vapor de agua se puede realizar a través de ellas por ser la difusión relativa a través del yeso unas quince veces menor que a través del aire, afirmando por tanto que a través del yeso las edificaciones transpiran.
El yeso es uno de los más antiguos materiales empleado en construcción. En el período Neolítico, con el dominio del fuego, comenzó a elaborarse yeso calcinando aljez, y a utilizarlo para unir las piezas de mampostería, sellar las juntas de los muros y para revestir los paramentos de las viviendas, sustituyendo al mortero de barro. En Çatal Hüyük, durante el milenio IX a. C., encontramos guarnecidos de yeso y cal, con restos de pinturas al fresco. En la antigua Jericó, en el milenio VI a. C., se usó yeso moldeado.
El lapis specularis, conocido como espejuelo en la actualidad, es un tipo de piedra de yeso selenítica especular traslúcido, siendo un mineral muy valorado en la Antigua Roma, explotándose para la fabricación, a modo de cristal, de ventanas fundamentalmente durante los siglos I y II d. C. en la provincia de Hispania. Otros nombres con lo que también se conoce en la actualidad son espejillo, piedra del lobo, espejillo de asno, piedra de la luna, piedra de luz, sapienza o reluz.